Alejandro Vargas Johansson
http://www.diarioextra.com/2009/junio/23/opinion04.php
Bien hizo el periódico La Nación en contarnos que “el respaldo más
importante para la campaña de Chinchilla vino del empresario Rodolfo
Jiménez Borbón” (La Nación 5 de junio 2009). Faltó recordarle a la
ciudadanía que el señor Jiménez es accionista mayoritario del grupo
periodístico La Nación.
A pesar de la ausencia de ese detalle, la información fue un excelente
dato porque la gente debe conocer que los dueños de los medios de
comunicación también participan activamente en la política electoral
como donantes de campañas.
Si yo tuviera un medio de comunicación con alguna rentabilidad, no me
inhibiría de hacerlo e igual aportaría al candidato de mi preferencia.
Por eso no hay razón para satanizaciones, ya que el señor Jiménez y
cualquier dueño de medio tiene el derecho ciudadano de simpatizar con
X ó Y aspirante presidencial. Eso sí, sus aportes deben quedar
explícitamente reportados.
A ocho meses de la elección, sabemos ya que la candidata de uno de los
accionistas mayoritarios del Grupo Nación -dueño de varios medios
escritos y radiofónicos- es la señora Laura Chinchilla del Partido
Liberación Nacional (PLN). Nos damos todos por enterados. Aún más,
agradecemos que la información provenga de uno de los medios de
comunicación en los que el mismo señor Jiménez participa como socio.
Este un buen ejemplo de vocación periodística.
Ahora bien, que el socio mayoritario del periódico apoye a la
candidata Chinchilla no debe traducirse en noticias favorables para
esa tendencia ni tampoco en ventajas para la inversión publicitaria
del partido oficialista durante la campaña que arranca oficialmente el
primero de octubre.
La ciudadanía debe comprender que en teoría los medios privados de
comunicación son empresas que si bien buscan la ganancia (¡y está muy
bien que así sea!) tienen primero la responsabilidad ética de
comprometerse con la diversidad y el balance de voces en la línea
periodística así como con negociaciones transparentes de la pauta
publicitaria, su principal fuente de ingreso.
Los colegas periodistas de La Nación no deben escribir en la misma
línea político-electoral que profesa uno de los principales dueños del
medio solo por el afán de quedarle bien a la jerarquía. Confiamos en
el peso profesional y la responsabilidad social de quienes ahí
trabajaban. Comprendemos eso sí que la donación mencionada en algún
momento pudiera inhibir a algún profesional de dar determinado enfoque
a una noticia u obviar hechos que pudieran ser relevantes. Ojalá prive
siempre el profesionalismo.
Aportes anteriores.
Que el señor Jiménez aporte 11,2 millones de colones para la tendencia
de la hoy candidata Chinchilla no es novedad. Don Rodolfo también hizo
aportes similares en el pasado. Según consta en las actas legislativas
del 22 de agosto de 2003, el señor Jiménez reconoció que sus
donaciones a la candidatura de don Abel Pacheco del Partido Unidad
Social Cristiana (PUSC) fueron a través sociedades anónimas. “Una se
llama Namil y la otra Agroexportaciones del Valle de Ujarrás”, explicó
en ese momento.
Según nos contó el periódico La Nación el 22 de agosto de 2003, el
señor Jiménez no solo dio dinero para una candidatura presidencial
sino también reunió en su casa a quienes favorecían el cambio legal
que permitiría la reelección presidencial que finalmente dio paso a la
actual Presidencia de Óscar Arias Sánchez.
“Hubo una o dos reuniones en mi casa, que no tildaría de pacto.
Estuvieron presentes Rafael Ángel Calderón, Óscar Arias, Miguel Ángel
Rodríguez, creo. En la segunda también creo que José María Figueres”
reveló el señor Jiménez hace casi seis años.
Existe entonces una vocación de uno de los accionistas mayoritarios de
este periódico por participar en la política nacional en tiempos de
elecciones, bien sea a través de donaciones, bien sea mediante
convocatorias privadas a políticos. En ambos casos, su afiliación
demuestra un cambiante apoyo entre los partidos políticos
tradicionales: el PUSC y el PLN. Parece interesarle la coyuntura, no
tanto la orientación partidaria, si es que en realidad ha existido
alguna diferencia entre ambas en las últimas décadas.
Además, hay una transformación en la forma en que hace las donaciones.
De sociedades privadas, que podrían ocultar la procedencia, vemos
ahora en la precampaña del PLN una donación a título personal, según
nos contó recientemente La Nación. ¡Eso está mucho mejor!
Ojalá la donación reportada del señor Jiménez Borbón, accionista
mayoritario del Grupo Nación, a la candidata oficialista Laura
Chinchilla aliente también una lectura ciudadana, crítica pero muy
razonada, de los productos mediáticos sean noticias o publicidad que
este periódico generará durante el proceso electoral que se avecina.
El escrutinio no solo debe hacerse con los votos del próximo 7 de
febrero sino también con la herramienta democrática en que deben
convertirse los medios de comunicación independientemente de la
afiliación político-partidista de sus dueños.
Agradezco a DIARIO EXTRA la publicación de este artículo ya que el
editorialista Julio Rodríguez se negó a hacerlo, pues dijo que era un
insulto.
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